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Brillos, granitos, espinillas… ¿te suenan de algo? Si la respuesta es ¡SÍ! Está claro que tienes una piel grasa y/o con tendencia acneica. No te preocupes, no estás sol@, ya que según los datos arrojados por el buscador de Google en las últimas semanas han aumentado las búsquedas sobre cuidados de piel grasa más de un 200% llegando hasta un 500% si nos referimos a maquillaje. Y es que con la llegada del otoño vuelven a aparecer los efectos nada deseados de las pieles grasas, muchas veces exacerbadas por el ya pasado verano.
Vamos a ver a fondo qué es realmente la piel grasa y cómo podemos cuidarla.
La piel está formada por tres capas: epidermis, dermis e hipodermis (ordenadas desde el exterior hacia el interior).
La epidermis está cubierta por lo que se conoce como barrera hidrolipídica, es decir, un manto compuesto por agua, sebo y sudor que va a proteger nuestra piel frente a agentes externos capaces de agredirla a la vez que va a evitar la pérdida de agua. En función del equilibrio entre los componentes acuosos y los grasos de esta barrera hidrolipídica vamos a distinguir los distintos tipos de piel.
De esta forma, cuando existe una tendencia a producir un exceso de sebo en la piel hablamos de que la persona tiene la piel grasa. No obstante, también existen casos en los que este exceso de sebo es más moderado, es lo que conocemos como piel mixta.
Factores que favorecen la producción excesiva de sebo:
- Hormonas: en la adolescencia, y hasta que nuestra producción se equilibra, es muy común encontrar pieles grasas o con exceso de sebo
- Herencia genética: Otra cosa más que agradecer a nuestros padres
- Estrés: como el anecdótico granito que te sale justo antes de ese día tan especial.
- Dieta rica en grasas y ultra procesados
- Cambios de clima: cambio de estaciones, de ciudad, etc.
- Contaminación: por eso cuando nos vamos de vacaciones al pueblo o la playa.... nuestra piel mejora.
Características de la piel grasa:
- Presencia de brillos (sobre todo en la zona T)
- Tendencia a granitos
- Poros dilatados
- Puntos negros
- Tendencia a la flacidez
Hablemos también de una patología muy asociada a la piel grasa: el temido acné.
El acné es un trastorno de la piel que se produce a causa de un cóctel de factores:
1)Hiperseborrea: existe una hiperestimulación de las glándulas sebáceas por lo que aumenta la producción de sebo.
2)Hiperqueratinización: se produce el acúmulo de células muertas en la superficie de la piel por lo que observamos que el rostro es más grueso y/o tosco.
3)Proliferación bacteriana: hay también bacterias que juegan un papel crucial en el acné como Corinebacterium acnes y Propionibacterium acnes ya que son capaces de generar sustancias irritantes, así como de infectar los nódulos.
¿Qué podemos hacer para cuidar la piel grasa?
1. Lo primero que debemos saber (y ser muy muy conscientes de ello) es que estamos ante el tipo de piel más difícil de todos. Se trata de una piel muy difícil de controlar y la CONSTANCIA en nuestra rutina de cuidado diaria es ESENCIAL para conseguir resultados. Cambiando algunas rutinas en nuestra vida diaria, como mantener una dieta sana y equilibrada, contribuiremos al equilibrio de la piel. Otros factores como el tiempo o nuestro lugar de residencia quizás no sean tan fáciles de modificar.
2. Segundo, la limpieza es un paso VITAL. Debemos utilizar productos adaptados a este tipo de piel para evitar causar problemas contraproducentes. ¡Ojo! Es muy importante no masajear en exceso este tipo de piel para no estimularla de más. La limpieza es necesaria a diario y también se recomienda una exfoliación semanal para eliminar esas células muertas y promover la renovación cutánea.
3. La piel grasa también necesita hidratación. Aunque veas que brillas mucho y que parece que tu piel esté hidratada lo cierto es que en la mayoría de los casos no es así. Es imprescindible para mantener el equilibrio de nuestra piel (y evitar así posibles brotes de acné) elegir una crema hidratante de textura ligera adaptada a nuestras necesidades.
4.No podemos olvidarnos de la protección solar. Es muy importante protegernos de los efectos dañinos del sol (principal causante del envejecimiento) a diario. De nuevo, es necesario que elijamos un producto adecuado a nuestro tipo de piel como son las fórmulas no comedogénicas, evitando así obstruir el poro y por lo tanto el exceso de producción de sebo.
5.Hay ciertos momentos del año que nuestra piel se encuentra más alterada de lo normal, ya sea por picos de estrés, por la climatología o incluso por el roce en la piel de mascarillas o ciertos tipos de textiles.En estos casos es necesario actuar y controlar la piel con efecto inmediato. Para ello, puedes utilizar REGUL OIL OILY SKIN CONCENTRATE en ampolla día y noche o mezclar unas gotas con tu crema habitual para potenciar ese efecto astringente y estabilizador que buscamos. Este concentrado en ampolla ayuda a equilibrar la piel, reducir el tamaño de los poros, disminuir los brillos y otras imperfecciones, así como a eliminar impurezas gracias a activos como Afipore™, ácido salicílico y aceite de árbol de té.